La contaminación atmosférica se refiere a la liberación de contaminantes en el aire, contaminantes que son perjudiciales para la salud humana y para el planeta en su conjunto. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año la contaminación atmosférica es responsable de casi siete millones de muertes en todo el mundo.
En la actualidad, nueve de cada diez seres humanos respiran un aire que supera los límites orientativos de contaminantes fijados por la OMS, y los más perjudicados son los que viven en países de renta baja y media. En Estados Unidos, la Ley de Aire Limpio, establecida en 1970, autoriza a la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) a salvaguardar la salud pública regulando las emisiones de estos contaminantes atmosféricos nocivos.
¿Qué causa la contaminación atmosférica?
La mayor parte de las causas de la contaminación ambiental procede del uso y la producción de energía. a quema de combustibles fósiles libera gases y sustancias químicas al aire». Y en un bucle de retroalimentación especialmente destructivo, la contaminación atmosférica no sólo contribuye al cambio climático, sino que también se ve exacerbada por él.
La contaminación atmosférica en forma de dióxido de carbono y metano aumenta la temperatura de la Tierra. Otro tipo de contaminación atmosférica, el smog, se agrava luego por ese aumento de calor, formándose cuando hace más calor y hay más radiación ultravioleta.
El cambio climático también aumenta la producción de contaminantes alergénicos del aire, entre ellos el moho (gracias a las condiciones de humedad causadas por el tiempo extremo y el aumento de las inundaciones) y el polen (debido a una estación polínica más larga).
Efectos de la contaminación atmosférica
Los efectos de la contaminación atmosférica en el cuerpo humano varían en función del tipo de contaminante y de la duración y el nivel de exposición, así como de otros factores, como los riesgos individuales para la salud de una persona y los efectos acumulativos de múltiples contaminantes o factores de estrés.
Niebla tóxica y hollín
Son los dos tipos de contaminación atmosférica más frecuentes. El smog (a veces denominado ozono troposférico) se produce cuando las emisiones procedentes de la combustión de combustibles fósiles reaccionan con la luz solar.
Gases de efecto invernadero
Al atrapar el calor de la Tierra en la atmósfera, los gases de efecto invernadero conducen a temperaturas más cálidas, lo que a su vez conduce a las características distintivas del cambio climático: aumento del nivel del mar, clima más extremo, muertes relacionadas con el calor y aumento de la transmisión de enfermedades infecciosas. En 2018, el dióxido de carbono representó el 81 por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del país, y el metano representó el 10 por ciento. El hollín (también conocido como materia particulada) está formado por diminutas partículas de sustancias químicas, tierra, humo, polvo o alérgenos -en forma de gas o sólidos- que son transportadas por el aire. Las fuentes del smog y del hollín son similares.